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Showing posts from April, 2017

Evocaciones desde la melancolía

Verónica, la hija de Carlota, no desea en absoluto ser como su madre. Lo que le aterroriza no es “acabar” como ella. Lo que realmente le espanta es “ser” como ella. Y ese desesperado anhelo de no-ser aquella que precisamente es quien le ha dado el ser es lo que le determina a intensificar el lado pragmático heredado de la rama paterna. Carlota ya lo profetizó una vez, hace ya muchos años, cuando paseábamos por los pasillos vaciados de la facultad de Derecho; digo vaciados y no vacíos porque la soledad y tranquilidad que se respiraba no eran debidas a “causas naturales”, por llamarlo de algún modo sino al verano. El verano había vaciado los siempre llenos, casi multitudinarios, los corredores y galerías que daban acceso a las aulas en donde se formaban curso tras curso los juristas sevillanos. No es que Carlota quisiera decir lo que dijo; fue más bien que el pensamiento escapó a la superficie porque ya en aquel entonces el Espíritu, que era la esencia de Carlota, no se conformaba con p...

Deambulaciones sobre el arte, la prosa y el psicoanálisis

Finalmente no he podido resistir la tentación de introducirme en la lectura de Philipp K. Dick más a fondo. Y eso a pesar de que las críticas que he leido sobre él no son especialmente buenas. Están claro los incondicionales pero la mayoría de los articulistas desaprueban la calidad de su prosa. Y en efecto, su prosa no es buena y no tanto por insuficiente sino por inexistente. En Valis la prosa es continua pero se trata de una prosa que no busca ser prosa sino un discurso interno desgarrado y eso, a la larga, cansa al lector convertido por deseo expreso de K. en oyente. Ya lo dije ayer: mientras algunos heridos sufren sus lesiones en silencio otros las gritan sin descanso, sin pausa, hasta convertirlas en letanía, despojándolas así de su importancia; como si de esta forma  -despojándolas de su importancia- consiguieran también desposeerlas del dolor que causan al enfermo. La letanía se convierte así en una especie de placebo para el paciente: no sana el mal pero en tanto que lo b...

Elucubración: Olla tapada, olla destapada

Que Google pretenda detener las llamadas „fake news“ no deja de ser sorprendente. Sorprendente por extravagante. Extravagante por ingenuo. Es una ingenuidad, en efecto, pretender “cazar” las “fake news” y mucho más todavía creer que pueden detener su expansión. Verónica y algunos amigos se han pronunciado radicalmente en contra del asunto. No creo que pronunciarse radicalmente en contra del asunto sirva de gran cosa. A Google tampoco le va a servir de gran cosa dedicarse radicalmente a exterminar las “fake news”. No entiendo, -francamente resulta imposible entender-, cómo a Google se le pueden ocurrir semejantes ideas que más que ideas parecen resoluciones espontáneas producto de alguna visita a algún gurú espiritual visionario, o algo por el estilo. Pero puesto que no van a conseguir hacer lo que dicen que van a hacer y no sólo no van a conseguirlo sino que encima sabemos que cada “fake new” que “atrapen” se convertirá en la estrella ideológica de los intramundos porque lejos de ser ...

Hipócritas y cínicos.

Ustedes comprenderán que cuando alguien titula un artículo “Qué debe pasar para que gane Le Pen” y lo publica en un conocido periódico digital, la sensibilidad no sé si emocional pero desde luego sí intelectual del lector, se siente abofeteada – como mínimo. Debo reconocer, sin embargo, que el articulista no está solo en esa debacle política. Hay alguno que incluso invita a experimentar con el sí a Le Pen a ver qué sucede. Total, se ha experimentado ya con tantas otras respuestas que parecían peligrosas, dicen,  y todavía no ha sucedido “nada”...  En fin. No sé si es la inexperiencia de la juventud, la falta de reflexión previa a la escritura, obligación de escribir titulares escandalosos que “vendan” y atraigan a los lectores... En cualquier caso y teniendo en cuenta que la mayoría hoy en día apenas tiene tiempo para detenerse un par de segundos en lo que el encabezamiento dice, tales titulares huelen a lo que ya dije que olían los chistes de facebook, twitter y el resto de...

El inquietante contenido y su envoltura

Y bien: una cosa es que un comportamiento insensato e incomprensible de una joven estudiante que, francamente, a los 21 años debería tener otras cosas en la cabeza distintas de bromas hirientes y pensamientos mezquinos, no sea utilizado para dictar una sentencia ejemplarizante que pone en peligro algo tan importante como la libertad de los ciudadanos para decir imbecilidades catársicas en la taberna que representan facebook, twitter y demás para una parte de Fuenteovejuna, y otra muy distinta es –desde luego- que se premie a los insensatos. Esto último es algo que me molesta especialmente, entre otras cosas porque supone una ratificación a la insensatez  en el caso de Cassandra, y a un comportamiento insolente, en otros. (Quién no conoce al “vago-antipático-desagradable-egoista-de malas maneras capaz igualmente de ser sumamente simpático cuando le interesa o está de humor”, de turno al queno sólo no se le reprocha su conducta, bien por miedo a su imprevisible reacción o simple...